sábado, 13 de abril de 2013

Poema de Nicolás Olivari: La Musa en el Asfalto

Juro que no sabía!!, pero resulta ser que el genial poeta escribió 
este poema para mi musa, antes incluso de que yo naciera...


La musa en el asfalto

Amo tu ocaso, tu soberbio artificio,
la gracia decadente que hace frente a la edad,
tu instinto inmortal sostiene el edificio
de tu carne que el tiempo no acierta a profanar.

Magnífica Teodora del sabio maquillage,
sobre la ruina eterna te levantas reina Esther,
en estado de larva se oculta bajo el traje
una de las viejecillas que amaba Baudelaire...

Los tintes sólo atigran la opulencia brumosa
de tu cabellera que hace sombra de kolh
sobre tus químicos ojazos de gata fastuosa
que arde en los icterísicos crepúsculos del sol.

Tu boca es más vieja que tú, y también por eso
sus pliegues invisibles la entorna o la mueve
en la palabra trunca que dices como un beso,
porque tú besas a veces cuando llueve...

Porque tú besas a veces cuando llueve
y nuestro ensueño entonces se espeja en el asfalto...
Tu beso es esa racha de viento que aleve
el pulmón de la otra musa toma por asalto.

Y el alma ama tanto la sabiduría
de tu beso viejo, sabio, pegado a tus afeites...
es como haber violado a la melancolía
el esponjoso pregusto de tus raros aceites.

¿Cómo hablar de la fresa extinta en tus encías
para el decoro mate de tus dientes postizos?
Tu voz cascada y suave tiene las melodías
que el viento centenario modula en los chamizos...

Tu voz es la cascada voz semi-tumbada
de los jugadores que se juegan de una vez;
eres la lisa moneda de oro que rodaba
en el Montecarlo de mi hastío sin luz y sin croupier...

Sé que eres vieja, quizás eres vieja como mi ciudad
y que como ella gastas a las vulgares gentes,
pero sé que te atraes -¡Oh! compasiva maldad!-
para violarlos, a los huraños adolescentes...

Buscas la media luz para eludir el reproche
del tiempo, ¡pero en que acre lascivia el ánima se estanca
cuando en el misterio de la media noche
abres tus vestidos y en la luna eres blanca!

Hubieras sido una viejecilla de Baudelaire
si tu enorme instinto no te avasallara,
si en tu mudez ambigua tu sexo no alzara
la voluntad a «outrance» de ser la MUJER.

¡Oh cómo amo tu bello, tu soberbio ocaso
la victoria del arte superior de las modistas!,
sobre la gravedad del tiempo tu traje de raso
y sobre la Muerte tus albayaldes y rouges fetichistas...

Bajo el cold-cream rosado tu cara es una esfinge
que sólo inmuta a ratos las galas del metier,
tu vejez es la juventud del tinte y del potinge
que se defiende contra la viejecilla de Baudelaire...

¿En qué edades antiguas clavado a tu sonrisa,
cariátide de pasmo mi rumbo en ti perdí?
Del fondo de mí mismo una voz clara y sumisa:
«Hace cinco mil años que está dentro de ti.»

Eres quizás mi musa, artificiosa y llena
de especies olorosas ligadas a tu cera,
a veces en tu engaño en verdad que eres obscena
¡Oh! musa enigmática que estás en la vidriera...

Te aman los niños y los viejos se enamoran
del rosicler gemado de tu carne en locas fugas
de luz... y yo soy un niño anciano de esos que lloran
porque bajo los rizos se palpan las arrugas... 

Nicolás Olivari, poema del libro La musa de la mala pata.
Editorial Martín Fierro, Buenos Aires, 1926

Posted by Gaba Echeverría



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