martes, 13 de enero de 2015

Solo y Espera. Horacio Ferrer.

Solo y espera


del Romancero Canyengue  (1965)


Raspaba la espectral bandoneonía
su misticordia canyengue con un vano
rumor catedralero en la baldía
atmósfera colgada del verano.

Sentado en aquel bar con mi fulano
silencio me esperé. Y en la sentina
ausencia de mis ojos, al desgano,
puso su mugre serena la cortina.

Siguió la tarde fraseando sus propinas.
Los años se gastaron. Tangamente,
la vida hizo su solo de rutina.

Y, al fondo a la derecha de la gente,
mi taza de café era una letrina
donde flotaba yo, grotescamente.

                                                       Horacio Ferrer

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